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Elementos filtrados por fecha: Lunes, 28 Abril 2025 - Ejército Ecuatoriano

El comandante general del Ejército, general de brigada Luis Altamirano Junqueira, visitó la Brigada de Infantería N.° 31 Andes, acantonada en la ciudad de Tulcán, provincia de Carchi. En el marco de esta visita, durante una ceremonia militar, a la cual asistieron autoridades militares y civiles como el magíster Cristian Benavides, alcalde de Tulcán; el doctor Libardo Benalcázar, alcalde del cantón Bolívar, el ingeniero Arnaldo Cuascés, alcalde del cantón Espejo; y el ingeniero Bayardo Martínez, jefe político del cantón Tulcán, el general Altamirano entregó 1000 mascarillas N95, 50 trajes de protección de bioseguridad, 600 pruebas rápidas y 60 pruebas PCR. Asimismo, la Brigada recibió, por parte de instituciones públicas y privadas, las siguientes donaciones: GAD Municipal de Tulcán 200 mascarillas, Telconet 45 pruebas rápidas, Empresa Solgold (EMSA) 45 botellas de gel antibacterial, 110 pares de guantes y 150 mascarillas. De igual manera, el Comité Cívico del Carchi entregó150 mascarillas. 

Durante su intervención el comandante general motivó a los soldados a seguir trabajando desinteresadamente por la ciudadanía carchense; expresó también el agradecimiento de la institución a Telconet Latam, GAD Municipal de Tulcán, Empresa Solgold (EMSA) y al Comité Cívico del Carchi por el aporte entregado a esta Brigada, lo cual permitirá que los soldados continúen cumpliendo la misión de salvaguardar la seguridad y bienestar del pueblo carchense. 

Posteriormente, visitó las dos áreas del Centro de Aislamiento instalado en esta brigada, donde se encuentra el personal militar que dio positivo de COVID-19. Más tarde visitó el puesto de mando alterno del Batallón de Infantería Motorizado N.° 39 Mayor Galo Molina y el paso fronterizo que une a las poblaciones de Tufiño y Chiles; ahí saludó con el personal del Ejército Nacional de Colombia, como muestra de cordialidad y de buena vecindad entre los dos países.

La donación de sangre es un requerimiento permanente en el país y durante la emergencia sanitaria ha existido un déficit de donadores, por lo cual el personal del Ejército Ecuatoriano está participando en una campaña de la Cruz Roja Ecuatoriana denominada Tu sangre salva una vida, para garantizar la disponibilidad de este fluido vital para emergencias médicas. 

El personal militar ha acudido con presteza a la donación de sangre, manteniendo los protocolos de desinfección y bioseguridad, en las siguientes unidades: Primera División de Ejército Shyris, en Quito; Cuarta División de Ejército Amazonas, en Atuntaqui; Brigada de Infantería Motorizada N.° 7, en Loja; Brigada de Artillería N.° 27 Portete, en Cuenca; Fuerte Militar Manabí, en Portoviejo; Batallón de Ingenieros N.° 67 Montúfar, en Santo Domingo de los Tsáchilas; Batallón de Selva N.° 62, en Zamora Chinchipe; y Grupo de Caballería Mecanizada N.° 36 Yaguachi, en Ibarra, entre otras. De igual manera, miembros de la Primera División de Ejército Shyris han contribuido con pintas de sangre para el Hospital de Especialidades N.° 1 de FF.AA. 

Esta campaña ha demostrado la solidaridad del soldado para ayudar a quienes lo requieren durante la emergencia sanitaria.

Las Fuerzas Armadas, a través del Grupo de Caballería Mecanizada N.º 18 Cazadores de los Ríos, empezó a entregar 1600 kits alimenticios en las diferentes parroquias del cantón Saraguro, donados por la ciudadanía días atrás durante la teleradio maratón auspiciada por el Municipio de Saraguro y el padre Ángel Chávez, párroco del cantón.  Este evento solidario contó con la participación activa de miembros del Ejército Ecuatoriano. 

El día lunes 25 de mayo, desde horas de la madrugada, el personal militar arribó a la bodega de acopio ubicada en la parroquia Saraguro para cargar los kits alimenticios y entregarlos de acuerdo a una planificación establecida por el Municipio del cantón Saraguro y sobre la base del siguiente cronograma: 25 de mayo en Sumaypamba y Yuluc; 26 de mayo en Manú; 27 de mayo en El Tablón; 28 de mayo en Saraguro; 19 de mayo en Cumbe; 30 de mayo en Yuzhapa; 1 de junio en Tenta y 2 de junio en Selva Alegre. 

Es así que mediante el empleo de camiones militares y vehículos livianos del Municipio de Saraguro, el personal militar seguirá apoyando a esta institución durante la custodia, seguridad y entrega de los alimentos de primera necesidad en los lugares más apartados de la urbe lojana. La gratitud de los pobladores sin duda será la recompensa al esfuerzo y trabajo diario de quienes cumplen esta noble labor.

Este lunes 16 de mayo, 400 personas en situación de vulnerabilidad y escasos recursos económicos de Quisapincha, provincia de Tungurahua, recibieron kits alimenticios donados por la Corporación Favorita. El personal de la Escuela de Formación de Soldados Vencedores del Cenepa llegó hasta los sectores más necesitados para contribuir con la ciudadanía. 

Mientras que este 16 de mayo, el Comando Logístico N.° 74 Huancavilca brindó seguridad y apoyó en la distribución de 2000 kits de provisiones del Banco de Alimentos Diakonia, para entregar a la población más vulnerable afectada por el COVID-19, en el sector de Monte Sinaí, Cooperativa Ebenezer, en Guayaquil. 

El martes 26 de mayo miembros de la Brigada de Caballería Blindada N.° 11 Galápagos y del Grupo de Caballería Blindada N.° 31 Machala elaboraron 250 raciones alimenticias en la provincia de Chimborazo, para distribuirlos a familias necesitadas en el cantón Guano. Las raciones constaban de varios productos de la canasta básica, que fueron entregados en caminos y puerta a puerta. 

De igual manera, la Primera División de Ejército Shyris, el martes 26 de mayo, trasladó 40 000 raciones alimenticias, en apoyo al Patronato Municipal San José, desde el centro de acopio ubicado en el coliseo de la Universidad Salesiana hacia las administraciones zonales de Quitumbe, Eloy Alfaro y Calderón, para, posteriormente, entregar a la población de esos sectores de la capital.

 

  

Las unidades militares de las Fuerzas Armadas, a más de contribuir en esta emergencia sanitaria, continúan realizando operaciones militares en cumplimiento a sus misiones constitucionales. Por ejemplo, la Escuela de Artillería realizó operaciones militares de protección de fronteras en el Límite Político Internacional en los sectores La Isla y Las Palmas, en el cantón Huaquillas, para impedir el ingreso de ciudadanos extranjeros por los pasos no autorizados. De igual manera, personal del Grupo de Artillería N.° 1 Bolívar realizaron operaciones militares de control de restricción peatonal por la emergencia sanitaria en la parroquia Tengel y el cantón Balao. 

La Brigada de Caballería Blindada N.°11 Galápagos, con el personal del Grupo de Caballería Blindada N.° 32 Azuay, realizaron el control y seguridad de la población en el ingreso al Mercado Mayorista de la ciudad de Ambato, para que se cumplan los protocolos sanitarios y evitar los contagios del COVID-19. 

La Brigada de Infantería N° 13 Pichincha desarrolla operaciones militares de control de movilidad y control de armas municiones y explosivos en los barrios del sur de la ciudad de Quito, para brindar seguridad a la ciudadanía y en cumplimiento al estado de excepción por la emergencia sanitaria. 

El Batallón de Selva N.° 63 Gualaquiza mantiene la seguridad de la provincia de Morona Santiago, en los puntos de control de los cantones Limón Indanza, San Juan Bosco, Gualaquiza y el Pangui, en cumplimiento al estado de excepción por la emergencia sanitaria, a fin de contrarrestar el contagio y la propagación del COVID-19. 

Por su lado, el Batallón de Selva N.° 61 Santiago ejecuta operaciones de vigilancia y control en el Centro de Rehabilitación Social de Macas, por lo que se realizan patrullajes móviles y fijos en los alrededores de la cárcel, para así garantizar la seguridad y tranquilidad de la ciudadanía de Macas y la provincia de Morona Santiago.

Historia de Armas

Lunes, 25 Mayo 2020

Historia de las Armas, Servicios, Especialidades y Especialistas

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La vida del soldado ecuatoriano es un proceso continuo de aprendizaje que, en forma permanente, pasa por las diferentes etapas de formación, perfeccionamiento y especialización. Paulatinamente, adquiere los conocimientos necesarios para su desempeño profesional, hasta convertirse en un ser íntegro, con sólidos valores éticos y morales.

La participación del soldado en eventos críticos de la vida republicana abrió el camino de lo que hoy es el Ejército del Ecuador. Con el transcurrir de los años, esta institución ha evidenciado su evolución, profesionalismo y amor a su terruño, lo cual quedó testimoniado en la Gesta del Cenepa.

Las tradiciones mantienen la esencia de lo que son los soldados de nuestro Ejército. Por ello, se han recopilado los aportes fundamentales de las unidades y su personal de oficiales y de tropa, quienes han sido actores de la vida institucional que integra la tradición histórica del Ejército Ecuatoriano.

La práctica y vivencia de dichas tradiciones permitirán concientizar sobre el amor a nuestra querida institución, que ha visto importante, con el apoyo del personal de los diferentes sistemas de armas, servicios y especialidades, desempolvar los archivos militares y, luego de una profunda investigación, actualizar su historia. Esta, sin duda, demuestra las virtudes que, desde los albores de la Patria, tuvo que cultivar el Ejército, para que nosotros como miembros, tanto en tiempo de paz como de guerra, sepamos que por nuestras venas corre sangre de soldados valientes y heroicos. Nuestros antepasados apuntalaron los cimientos de gloria y leyenda del Ejército; su ejemplo y experiencia han inspirado y guiado el éxito institucional.

Se ha considerado oportuno evocar la historia de las Unidades del Ejército, sus tradiciones y triunfos. Es importante resaltar el aporte de sus hombres valerosos, quienes ofrendaron sus vidas en defensa de la soberanía nacional. Cualquier esfuerzo orientado a describir la evolución de la historia del Ejército es una ardua tarea, que tiene influencia directa sobre la moral del soldado y sus derivaciones.

Este libro constituye una reafirmación de los objetivos nacionales e institucionales y, sobre todo, del soldado. Muestra el compromiso del Ejército en el combate permanente contra el subdesarrollo y la pobreza, su contribución a la prosperidad e institucionalización del pueblo, y a la integración de la Nación.

Al releer el contenido del libro, el Ejército Ecuatoriano ratifica su carácter de Ejército amistoso, pero, al mismo tiempo, se muestra firme en defender los intereses de nuestro país, la integridad de su territorio y el bienestar de sus ciudadanos. Sobre estos pilares, esta institución construye un futuro de paz, dignidad, soberanía y democracia.

La obra está estructurada por Armas, Servicios y Especialidades, en orden de antigüedad. Cada capítulo detalla: su historia, el significado de su insignia, sus tradiciones, los batallones o grupos honoríficos, y una síntesis de las unidades dependientes de las brigadas.

Además, se presenta la historia del sable, la insignia de mando del oficial, el sable de caballería y la tradición de la heroica arma; el bastón de mando de los oficiales generales y el espadín del suboficial; finalmente, la historia y evolución del casco de campaña, testigo de las gestas gloriosas del victorioso Ejército Ecuatoriano.

¡Somos un Ejército de tradiciones!

Infantería

Lunes, 25 Mayo 2020

Insignia del Arma de Infantería y su significado

 

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Caballería

Lunes, 25 Mayo 2020

Insignia del Arma de Caballería Blindada

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Heráldica

La insignia del Arma de Caballería Ecuatoriana fue implantada mediante el Decreto Ejecutivo del 19 de octubre de 1927. Este, refiriéndose a la Caballería, le señala como color distintivo el azul (Art. 5) y como insignia (Art. 46), dos lanzas cruzadas, de iguales dimensiones, con sendos banderines tricolores. Estos elementos simbolizan el valor de los Lanceros del Pichincha y los Granaderos de Tarqui, que los portaron con valor en los campos de batalla. Estas lanzas se utilizaron hasta 1989.

La insignia usada por primera vez por las Fuerzas Blindadas en Ecuador fue la escarapela. Era usualmente empleada por los tanquistas norteamericanos, cuya influencia en nuestro país se dio ante la presencia del material blindado de ese origen y de sus instructores. Dicha influencia se encuentra representada por un tanque M-26, y dos sables, distintivos de la legendaria Caballería Norteamericana, sobrepuestos. Esta insignia también duró hasta 1989.

A partir de este año, frente a la decisión del Comando General del Ejército de fusionar las Armas de Caballería y Fuerzas Blindadas, se creó la nueva insignia del Arma de Caballería Blindada. Esta se encuentra integrada por el tanque M-26 de las Fuerzas Blindadas y las dos tradicionales lanzas tricolores de la Caballería Ecuatoriana. El tanque representa la movilidad, la potencia de fuego y la acción de choque; por su parte, las dos lanzas, el valor de los Lanceros del Pichincha y los Granaderos de Tarqui. El esmalte oro de su tanque simboliza nobleza, poder, Historia y Tradiciones Militares del Ejército Ecuatoriano

luz, constancia y sabiduría; y el tricolor de las lanzas, la riqueza de su tierra (amarillo), el cielo (azul), y la sangre derramada por sus héroes (rojo). Esta insignia es portada actualmente por todos los soldados de Caballería Blindada, en la solapa del uniforme.

Parche triangular del Arma de Caballería Blindada

Junto con la insignia, desde el inicio del Arma de Fuerzas Blindadas, los tanquistas ecuatorianos adoptaron un triángulo tricolor, diseñado por el caballeria trianguloEjércitox Norteamericano en 1918 y utilizado por los cuerpos de tanques de ese país. Empleaban los colores tradicionales de la Infantería (amarillo), la Caballería (azul) y la Artillería (rojo). La conjunción de los tres simbolizaban que las unidades blindadas eran las suma de las tres armas tradicionales.

Mediante el Decreto Ejecutivo Nro. 206 del 23 de septiembre de 1944, en el numeral 115, se describe la insignia de las Fuerzas Blindadas y el parche de los blindados, constituido por un triángulo equilátero de 10 centímetros por lado. Este tenía como fondo los colores de la bandera nacional, una oruga y un tubo de cañón, bordados en seda de color negro. Todo esto estaba atravesado por un rayo diagonal, bordado en seda de color rojo.

En 1989, ante la integración de las Armas de Caballería y las Fuerzas Blindadas, el parche tuvo una variación, fue reemplazado el cañón por la figura de un corcel negro. Esto tuvo vigencia hasta el año 2002 y sufrió un nuevo cambio: quedó constituido por un triángulo equilátero de 10 centímetros por lado. Además, utilizó como fondo los colores de la bandera nacional (amarillo, azul y rojo), con cuatro blasones que significan:

El corcel, la caballería.
La oruga, movilidad.
El cañón, potencia de fuego.
El rayo, la acción de choque.


Historia del Arma de Caballería Blindada

Para hablar de la Caballería Blindada es necesario hacer un breve recorrido por su evolución histórica en el mundo. Además, es fundamental considerar su desarrollo en nuestro Ejército, como factor de poder dentro de la estructura del Estado.

Con el devenir del tiempo, los comandantes se vieron en la necesidad de contar con tropas móviles y flexibles, con capacidad de arrollamiento físico y psicológico, que les permitieran obtener una inmediata superioridad sobre el adversario. Para efectivizar esta nueva táctica como innovación bélica, se utilizó el caballo. A partir de entonces, se registraron éxitos y victorias decisivos para los grandes capitanes y comandantes.

Gran parte de la historia de nuestra Patria se forjó sobre el lomo del caballo, durante la conquista por parte de los españoles. Esta especie constituyó una sorpresa y espanto para nuestros aborígenes, quienes llegaron a considerar al jinete y el caballo como un ser monolítico, monstruoso e invencible. Fue tan grande el impacto psicológico que huían despavoridos.

Más tarde, con los desacuerdos entre los conquistadores, Gonzalo Pizarro se declaró líder de los encomenderos. La victoria más importante fue en la Batalla de Iñaquito, donde triunfó sobre las tropas de Virrey del Perú. Sus escuadrones de Caballería fueron comandados por el propio Pizarro y por Pedro de Puelles.

En 1542, cuando el Virreinato del Perú implantó el impuesto a las Alcabalas, los quiteños, al mando de Pedro Zorrilla, organizaron un fuerte Ejército. Este contaba con poderosas fuerzas de Caballería, que a la postre serían el factor desequilibrante en la victoria durante esa histórica revolución.

También, es necesario recordar que, durante los episodios del 8 y 9 de Octubre de 1820, el entonces Capitán de Caballería Luis Urdaneta, al mando de 25 hombres del Batallón “Granaderos”, fue quien determinó el éxito de estas fuerzas independentistas. Luchó anular el poder militar español en Guayaquil y lo consiguió. De las amplias llanuras y del sofocante calor tropical, a los fríos senderos de la cordillera de los Andes, trepidaba la tierra bajo el paso bizarro de los Escuadrones de Caballería en los campos de batalla. En Boyacá, Carabobo, Tapi, Pichincha, Junín, Ayacucho, Chacabuco y en Maipú, se cubrieron de honor, cual centauros mitológicos, galopando con la bandera de la libertad por la justa causa americana.

La Caballería nos legó la libertad y consolidó la Independencia de los territorios que hoy llevan el nombre de Ecuador. Sus jinetes, sobre el lomo de los corceles, galoparon, desde el inicio de la epopeya independentista, por los campos de Cone, Yaguachi, Huachi, Verdeloma, Tanizagua y Camino Real. La sangre de los “Granaderos a caballo de San Martín” irrigó los campos de Tapi en esa homérica batalla. En las alturas del Pichincha, la bravura de los “Dragones”, los “Sables” y los “Lanceros” de las huestes patriotas nos liberó del yugo español. Luego, se constituyeron en la base sólida de una excelsa legión de soldados, que más tarde integrarían el Ejército de la nueva República.

En 1821, el General Antonio José de Sucre llegó a la península de Santa Elena y organizó sus fuerzas en base a los escuadrones Dragones de Caballería, Guías y al Batallón de Caballería Mires. Estos contribuyeron al éxito en la Batalla de Pichincha, pues jugaron un papel determinante al derrotar a la columna española entre Cone y Yaguachi. Alcanzaron la victoria total el 19 de agosto de 1821. Luego, el 21 de abril de 1822, en las llanuras de Tapi, cerca de Riobamba, los Escuadrones de Granaderos, al mando del General Lavalle, alcanzaron el triunfo que abrieron las puertas para Pichincha y la libertad de la Patria. Este gesto heroico, por demás conocido, se dio gracias a la conducción del General Antonio José de Sucre.

Durante la Gran Colombia, la Caballería nuevamente se cubrió de gloria, esta vez en la Batalla de Tarqui, donde los Escuadrones Cedeño, Segundo, Tercero y Cuarto de Húsares, Granaderos a Caballo, Dragones del Istmo y Yaguachi, permitieron que el Ejército Gran Colombiano liquide, con sangre y fuego, la osadía enemiga de invadir la tierra de sus libertadores. Con este hecho, se perennizó en la historia la legendaria acción de los “20 Bravos del Yaguachi”.

En los inicios de la República, entre 1830 y 1843, la Caballería brilló por su valor en la Revolución de Quito Libre, la cual culminó en la famosa Batalla de Miñarica. Allí, la Caballería Floreana realizó una verdadera carnicería y exterminó al Ejército Restaurador, bajo las órdenes del General Isidro Barriga.

En las Guerras Alfaristas, entre liberales y conservadores, los repartos de Caballería combatieron en diferentes acciones de armas, en San José de Chimbo, El Molino y Gatazo, una vez más. De esta manera, pusieron su sello de victoria, con la actuación valerosa de los grupos Cazadores de Los Ríos y Yaguachi.

Bravía y romántica es la Caballería Ecuatoriana. El servicio a la República constituye su mística; el procerato de la lealtad reside en ella. Cuando Ecuador, dormido en los laureles de Tarqui, despertó atónito en el drama de 1941, aun en ese cuadro de impotencia, la Caballería salvó el honor del Ejército Ecuatoriano.

Los hechos hasta aquí narrados acreditan una rica tradición militar, que caracteriza a los hombres de bota y espuela en todos los confines del Ecuador. Las siguientes unidades hicieron historia en nuestro Ejército, por lo que perduran en nuestras mentes y corazones: “CAZADORES DE CHONE”, “ALAJUELA”, “TENIENTE ORTIZ”, “YAGUACHI”, “GENERAL DÁVALOS”, “FEBRES CORDERO” y “CAZADORES DE LOS RÍOS”. Estas Unidades de Caballería, desde el inicio de la República hasta el presente siglo, contribuyeron con la paz, la seguridad interna y externa de la Nación, y preservaron su soberanía. Sin duda, han perdurado en el tiempo y lo seguirán haciendo.

En 1941, la actuación heroica del Grupo de Caballería “FEBRES CORDERO”, en Panupali, impidió la progresión del enemigo hacia Loja y Cuenca. De igual forma, elementos de Caballería del “YAGUACHI”, en Porotillo, aniquilaron la vanguardia enemiga. De esta manera, cortaron toda posibilidad de avance hacia el Austro. Destacaron heroicamente el Capitán Moisés Oliva, los Tenientes Leónidas Plaza y Alfredo Zurita, el Subteniente Manuel Pinto, el Cabo Tipantuña, el Conscripto Flores y otros héroes que pasaron a la inmortalidad.

En el año 1917, apareció un nuevo ingenio bélico en el campo de batalla, que aumentó la movilidad y dio una nueva dimensión al arte militar: el vehículo blindado, llamado tanque de guerra. Su característica principal es la capacidad de fuego, blindaje de protección y acción de choque. Este nuevo avance tecnológico de la industria bélica dio mayor movilidad y dinamismo a los conflictos militares. Así, la Caballería tuvo que adaptarse a los nuevos medios. Por lo que la mortífera arma, el tanque de guerra, fue escogido como el relevo del caballo y de los bizarros y valientes jinetes de la Caballería tradicional.

Durante la Segunda Guerra Mundial, entre febrero y marzo de 1942, llegaron al país los tanques Marmon Harrington. Estos fueron comprados a Estados Unidos y desembarcados en la ciudad de Guayaquil. Por vía férrea, fueron trasladados a la ciudad de Quito, específicamente, al Colegio Militar de ese entonces.

Estos tanques pasaron a formar parte del Grupo “YAGUACHI”, ubicado en La Magdalena. Allí se realizó el primer curso con oficiales, el cual duró desde marzo hasta agosto de 1942 y se llamó curso de “Caballería Mecanizada”. Su jefe fue el Sr. Capitán Reinaldo Vera Donoso. Las prácticas se las realizaba en el actual barrio Santa Ana; las pruebas de carretera se ejecutaban desde Chillogallo hasta Lloa; y el tiro se ensayaba en las faldas del cerro Ungüí. De esta forma nació el Escuadrón Escuela de Tanques Nro. 1.

En el mes de abril de 1947, se creó la Escuela de Tanques y el Escuadrón de Reconocimiento Mecanizado Nro. 3 “AZUAY”, bajo el mando del Señor Mayor Jorge Gortaire V, en San Antonio de Playas. Posteriormente, destacaron unidades menores a Tenguel y La Avanzada, y se organizó el Grupo “SARAGURO”. Finalmente, en mayo de 1974, se creó la Brigada Blindada Nro. 1 “GALÁPAGOS”, con sede en Riobamba, según orden de Comando Nro. 004-III-C-974 del 27 de marzo de 1974. Años más tarde, esta pasó a llamarse Brigada de Caballería Blindada Nro. 11 “GALÁPAGOS”.

El Ejército, ante la necesidad de integrar las Armas de Caballería y Fuerzas Blindadas, decidió fusionarlas y formar una sola. Esta idea se materializó en la orden de Comando General Nro. 011-985 del 25 de agosto de 1985. El 29 de agosto de ese mismo año se dispuso dicha fusión bajo el nombre de “Caballería Blindada”.

En abril de 1989, según la Resolución Ministerial Nro. 027, artículo 7, se autorizó la unión, basándose en la ya emitida en el año 1985. También, se tomó en consideración al orgánico para los años 1987-1992, en el cual se consideraba una nueva organización de los pelotones de tanques. Ante la iniciativa e interés del Comando de la 11 B. C. B “GALÁPAGOS”, renació la idea de materializar los grupos de Caballería Blindada.

Desde ese año hasta la actualidad, la Caballería Blindada sigue siendo un arma fundamental dentro de la organización y la estructura del Ejército. Cuenta con personal técnicamente capacitado para desempeñarse de manera efectiva y eficaz en el cumplimiento de la misión que le sea encomendada.

Misión

La Fuerza Terrestre desarrolla el poder militar, para la planificación y conducción de las operaciones en el espacio terrestre, contribuyendo en la defensa de la soberanía e integridad territorial, apoyando a la seguridad integral del Estado, al desarrollo nacional y a la paz regional y mundial.

Visión

Al 2033 ser una Fuerza Terrestre disuasiva, con características multimisión, con personal polivalente y medios multipropósito; promoviendo de forma permanente los principios, los valores y el comprometimiento con la sociedad, observando el respeto a los derechos humanos y garantías de los ciudadanos, contribuyendo a la integración, defensa, seguridad del Estado y posicionada en la cooperación internacional para el mantenimiento de la paz.

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